
En ocasiones anteriores he hecho hincapié en la importancia del hombro, pues éste es la articulación con mayor movimiento del cuerpo, además, todos los ligamentos y tejidos que lo componen lo convierten en una zona susceptible a lesiones.
Una de estas lesiones pude ser la dislocación, que ocurre cuando la cabeza humeral sale de la glenoides y rasga el elemento estabilizador, a esto también se le llama luxación o inestabilidad del hombro.

Una de las causas más comunes es por un impacto directo o indirecto en la zona, lo cual daña las estructuras estabilizadoras, así como ligamentos y cápsulas articulares.
Es común que quienes practican deportes de contacto sufran de este padecimiento, en cuyos trastornos hay un trauma por alta energía o intensidad, y, además de ellos, son propensas las personas con enfermedades que provocan convulsiones y los adultos mayores, pues pueden sufrir caídas y contracciones musculares.

Algunos de los síntomas presentados en una luxación son dolor severo, inflamación y moretones en la zona, entumecimiento, debilidad, dificultad de movimiento, espasmos musculares y deformación del hombro.
Este trauma siempre debe ser tratado por un especialista que lo ubique adecuadamente y y reduzca las complicaciones, pues si no se reubica correctamente, pueden haber lesiones secundarias como desgarro de músculos, ligamentos y tendones, así como daños en los nervios, artritis de hombro o artrosis glenohumeral.

Es importante que se le dé tratamiento lo antes posible, el cual consiste en reposicionamiento, fijación y rehabilitación, pero, si hay lesiones adicionales, en muchas ocasiones, es necesaria la fisioterapia, cirugía artroscópica y cirugía abierta.
