
Las rodillas y los meniscos
Las lesiones en la rodilla son la causa más frecuente de consulta y no es para menos, las rodillas le dan estabilidad al cuerpo, permiten que las piernas se doblen y enderecen. Tanto la flexibilidad como la estabilidad son necesarias a la hora de ponerse de pie, caminar, correr, agacharse, saltar o darse la vuelta. Y los meniscos son la parte que se lesiona con mayor frecuencia.
Los meniscos son 2 almohadillas de consistencia gomosa, formadas por una sustancia llamada fibrocartílago, que se sitúan entre el cartílago del hueso del fémur y el de la tibia. El menisco situado hacia fuera de la rodilla se llama menisco externo y el contrario menisco interno o medial.
Su función es amortiguar el choque entre estos cartílagos y aumentar su congruencia, ya que la forma del cartílago tibial no se corresponde exactamente a la del femoral. De esta manera se distribuyen mejor las cargas y se estabiliza de manera más eficaz la rodilla.
Los meniscos se rasgan cuando la rodilla sufre un giro violento, habitualmente porque el cuerpo se mueve respecto a la pierna fija: se bloquea un esquí, entrada de un contrario en el fútbol, levantarse bruscamente desde una posición de cuclillas, etc.
Caso clínico: Remodelación meniscal
Este caso clínico es de un jugador profesional de futbol soccer (28a) que tuvo una lesión de menisco lateral en el campo debido a que su rodilla sufrió un giro violento al estar realizando un pase.
Es importante saber que la mayoría de las lesiones meniscales requieren una meniscoplastia, que es un remodelación muy conservadora, donde se reseca la lesión conservando la mayoría de la estructura anatómica del menisco, para conservar su función.
En algunas ocasiones las lesiones meniscales son reparables, y podemos realizar por cirugía artroscópica técnicas de sutura meniscal, de esta manera conservamos la mayor cantidad de tejido meniscal que es de vital importancia para la rodilla.
Esta ultima fue la opción en este caso clínico.
Los meniscos son 2 almohadillas de consistencia gomosa, formadas por una sustancia llamada fibrocartílago, que se sitúan entre el cartílago del hueso del fémur y el de la tibia. El menisco situado hacia fuera de la rodilla se llama menisco externo y el contrario menisco interno o medial.
Su función es amortiguar el choque entre estos cartílagos y aumentar su congruencia, ya que la forma del cartílago tibial no se corresponde exactamente a la del femoral. De esta manera se distribuyen mejor las cargas y se estabiliza de manera más eficaz la rodilla.
Los meniscos se rasgan cuando la rodilla sufre un giro violento, habitualmente porque el cuerpo se mueve respecto a la pierna fija: se bloquea un esquí, entrada de un contrario en el fútbol, levantarse bruscamente desde una posición de cuclillas, etc.

¿Qué síntomas puede producir una rotura de menisco?
🔘 En el momento de la rotura el paciente siente un dolor vivo y con frecuencia un chasquido.
En las horas siguientes la rodilla puede producir más líquido articular (derrame) pero es poco importante.
🔘 El síntoma más clásico y típico es el bloqueo de la rodilla: El paciente no puede estirarla completamente. Esta situación indica que la parte rota del menisco se ha desplazado hacia el centro de la rodilla y obstaculiza su movimiento. El bloqueo suele desaparecer cuando el paciente mueve su rodilla, notando (y a menudo oyendo) un click.
🔘 Es más frecuente notar dolor en el lado de la rodilla correspondiente al menisco roto cuando el paciente realiza giros de la rodilla.
¿Qué puedes hacer inmediatamente si sufres una rotura de menisco?
☑️ Frío local, efectivo durante las primeras 72 horas. Se utiliza la típica bolsa con cubitos de hielo o el cold pack (bolsa estanca con un gel en su interior que se enfría en el refri); en caso de carecerse de estos medios nos puede servir una bolsa de guisantes congelados o de otro tipo de verdura. Nunca en contracto directo con la piel para evitar quemaduras por congelación. Lo habitual es mantenerlo unos 20 minutos cada hora cuidando de no sobrepasar las tres horas totales por día.
☑️ Reposo mínimo de 24 a 48 horas, para evitar aumentar la lesión.
☑️ Vendaje compresivo elástico, no rígido para no cortar la circulación de la sangre
☑️ Elevación de la extremidad durante varios días. Si el paciente está tumbado, se coloca una almohada bajo la pierna, de forma que el pie esté más alto que el corazón. Si el paciente se sienta, apoyará la pierna sobre una silla.
☑️ Ir con tu Traumatologo de confianza.
Si presentas alguna lesión es importante que te revises a tiempo para evitar problemas mayores más adelante.
Si gustas puedes contactarme para una cita.